- Alan, ¿eres, tú? – le susurre en el oído emocionada, olvidándome por completo que estaba soñando.
- Sí, mi amor… - me contesto bajito – ya estoy aquí – dijo bajito, me separe unos centímetros de él para mirarlo a los ojos, pues no me había fijado de lo emocionada que tenia de volverle a ver.
- A pasado tanto tiempo – susurre observando sus ojos cambiados, ya no eran miel como antes, ahora eran más claros y en su entorno un tono un poco más oscuro.